Alguien ha intentado preguntárselo a los grandes simios

Por Barbara Sansone @BarbaraSansone – Vocal de Educación, Divulgación y Comunicación de la @APEspain

Varios investigadores consideran que las competencias fundamentales que mantienen y regulan la vida social de los humanos son la empatía y la compasión. Respectivamente la capacidad de sentir con alguien y de sentir por alguien. Juntas formarían la base de las conductas prosociales. Algunos estudios han sugerido que en los niños existe una tendencia natural al altruismo, especialmente manifestada a partir de los 1-2 años en respuesta a la angustia de los demás. Las conclusiones indicarían que los humanos son prosociales por naturaleza, sobre todo gracias a su capacidad de empatizar y simpatizar con los demás.

Todavía no se puede afirmar con seguridad lo mismo de otras especies no humanas y alrededor de esta cuestión el debate sigue muy vivo. Hasta ahora se ha producido un vasto panorama de investigaciones orientadas a descubrir y evidenciar las conductas prosociales en los primates no humanos y en particular en los grandes simios. Sin embargo, estos estudios, conducidos especialmente en chimpancés debido a su mayor cercanía con los humanos, han producido resultados inconsistentes.

Algunos trabajos han concluido que la prosocialidad en chimpancés y otros primates no humanos se presenta sólo en situaciones o contextos específicos. La pregunta que aún queda sin responder es ¿cuál es la motivación de sus conductas prosociales? Observando por ejemplo cómo los chimpancés comparten la carne o le ofrecen consuelo a un compañero, algunos investigadores consideran estas conductas sólo aparentemente prosociales, en la realidad guiadas por la necesidad de preservar equilibrios sociales o evitarse a sí mismo molestias o angustias.

Los autores del estudio Katja Liebal, Amrisha Vaish, Daniel Haun y Michael Tomasello
Los autores del estudio Katja Liebal, Amrisha Vaish, Daniel Haun y Michael Tomasello

Katja Liebal, Amrisha Vaish, Daniel Haun y Michael Tomasello han intentado descubrir si la prosocialidad de los primates no humanos está motivada por la compasión hacia los demás, analizando, como se ha hecho en humanos, si se manifiesta en especial modo hacia un congénere que haya sido perjudicado. Su investigación se ha llevado a cabo por primera vez con las cuatro especies de grandes simios (orangutanes, gorilas, bonobos y chimpancés), en el Wolfgang Köhler Primate Research Center del Zoo de Leipzig (Alemania), el Orangutan Care Center and Quarantine (Pasir Panjang, Kalimantan Tengah, Indonesia) y el Ngamba Island Chimpanzee Sanctuary (Lake Victoria, Uganda). En total han trabajado con 23 ejemplares machos y 37 hembras entre los 4 y los 36 años, todos voluntarios, preseleccionados para confirmar su capacidad de utilizar un palo y familiarizarlos con el proceso de la investigación. Los individuos se han organizado en parejas víctima-ayudante de la misma especie y cada una ha sido sometida a un solo pase de cada uno de los cuatro tests que formaban el cuerpo de la investigación.

En el primer test (Take), el experimentador pretendía entregar a la víctima una uva que finalmente se comía él mismo. Luego dejaba unas rodajas de plátano en una mesa que la víctima sólo podía alcanzar con la ayuda de un palo que se le había entregado al ayudante. Éste se encontraba en una habitación contigua separada por una malla. En la variante Give del test, en la primera fase el experimentador entregaba realmente la uva a la víctima, evitando así perjudicarla. Para comprobar que los ayudantes no pasaran los palos a la otra habitación por otros motivos, se hicieron también dos tests de control, uno sin comida y otro sin víctima. Otras variables que se han tenido en cuenta han sido las manifestaciones de excitación de las víctimas y sus solicitudes a los ayudantes. La investigación se ha propuesto dos líneas de análisis: si los ayudantes actuaban más cuando la víctima había sido perjudicada y cuándo la víctima protestaba o pedía soporte.

En los resultados, se observó que los orangutanes tenían más la tendencia a ofrecer espontáneamente el palo al compañero, mientras que los chimpancés lo hacían más a raíz de una solicitud. Los orangutanes también han destacado por ofrecer ayuda mucho más en las situaciones experimentales que en las de control, mientras que los chimpancés no parecían distinguir entre las dos condiciones. Finalmente, el hecho de que la víctima hubiera sido previamente perjudicada no ha resultado afectar la conducta de los ayudantes, con la excepción de los orangutanes del santuario. Durante la interacción con el experimentador, los simios africanos han protestado más durante el test Take que el Give, pero no los orangutanes. Y en los orangutanes se ha registrado la tendencia opuesta a los demás, que han manifestado más excitación en la fase prosocial del test Take. No obstante, en ninguna especie la mayor frecuencia de solicitudes de ayuda ha explicado la mayor frecuencia de entrega de palos.

Los resultados de esta investigación sorprenden especialmente en el caso de los chimpancés, ya que estudios previos han demostrado su tendencia a ayudarse mutuamente. Sin embargo, llegar a la conclusión de que los grandes simios no se preocupan por los demás sería prematuro y es posible que su preocupación no se traduzca en una acción concreta. Además, muchos aspectos del diseño de este estudio pueden haber afectado a los resultados: los individuos no podían interactuar con sus parejas de otra forma, por ejemplo con un grooming; probablemente el bajo nivel de estrés producido, que por motivos éticos se impusieron los investigadores, no fuera suficiente como para desencadenar unas reacciones más notables; las parejas fueron sometidas a cada test sólo una vez, pero es probable que varios pases hubieran producido resultados diferentes, aunque menos espontáneos; la duración de la fase prosocial (3 minutos) quizás fuera demasiado reducida; la organización de las parejas no permitía repetir interacciones o fomentar la reciprocidad; y finalmente el número de muestras fue relativamente pequeño.

En conclusión, los mismos autores reconocen que este estudio, así como los anteriores, está lejos de proporcionar una explicación completa sobre qué es aquello que motiva la prosocialidad en los primates no humanos y queda mucho por investigar. Especialmente cuando se trata de empatía, en las palabras de Frans de Waalel tema de investigación más obstinadamente ignorado por la ciencia”, el mayor desafío parece ser diseñar tests no concebidos exclusivamente según criterios humanos y lograr valorarlos desde un punto de vista no antropocéntrico.

 

La investigación está disponible online, bajo licencia Creative Commons (Attribution), en la revista PlosOne:

Does Sympathy Motivate Prosocial Behaviour in Great Apes?

Katja Liebal, Amrisha Vaish, Daniel Haun, Michael Tomasello

January 2014 | Volume 9 | Issue 1 | e84299