Por Pablo Rodríguez Ayuso, alumno del Máster en Primatología UdG · Promoción 2014-2016
El tarsero de filipinas (Carlito syrichta) es un primate de la familia Tarsiidae. Es endémico de la República de Filipinas y cuenta con tres subespecies distribuidas por distintas islas del sur del país. Viven principalmente en bosques primarios, es decir, bosques vírgenes no alterados por el hombre.
Los tarseros son animales que, debido a sus peculiaridades, han suscitado muchas dudas acerca de su historia evolutiva. Mantienen muchos rasgos primitivos, como la forma de su mandíbula o su tipo de útero, rasgos que comparten con los estrepsirrinos (como los lémures o los loris lentos). Pero otras características, como el morro corto o los huesos que rodean la parte posterior de la órbita del ojo, les asemejan más a los haplorrinos (como los macacos o los gorilas). Hoy en día se cree que están más emparentados con los monos modernos (haplorrinos).
El cuerpo de estos pequeños primates no supera los 15 cm, aunque su cola puede llegar ser hasta el doble de su tamaño. Al igual que los demás tarseros, son animales nocturnos. Presentan los ojos más grandes de todos los mamíferos en relación al tamaño del cráneo. Estos ojos les permiten ver durante la noche. Debido a su tamaño no pueden moverlos, pero suplen esta limitación pudiendo mover la cabeza 180 grados. También cuentan con unas grandes orejas móviles. Además, tienen unas manos y unos pies desproporcionados respecto a su tamaño. Estas extremidades, junto con unas almohadillas en las puntas de los dedos, les ayudan a agarrarse y trepar por los árboles, así como a saltar de rama en rama para atrapar a sus presas.
Son principalmente insectívoros, no obstante pueden comer ranas, pequeños lagartos, peces, incluso cangrejos. Son primates arbóreos, aunque no suelen estar a más de dos metros de altura a la hora de desplazarse, cazar o dormir.
Estos tarseros tienen una vida social bastante limitada, como ocurre normalmente en las especies nocturnas. A pesar de ello, los investigadores creen que forman parejas estables, aunque no se alimenten o duerman juntos.
Al igual que ocurre con los seres humanos o los chimpancés, son capaces de reproducirse a lo largo de todo el año. Tienen un ciclo reproductivo de 24 días y pueden tener una cría cada 180 días.
El Carlito syrichta se incluye en el apéndice II del convenio CITES y su estado de conservación es casi amenazado. Sin embargo, no se conoce el estado de las distintas subespecies, ya que no han sido estudiadas por separado.
Aunque están protegidos por las leyes filipinas, esta especie se ve amenazada, como tantos otros primates, por la pérdida y fragmentación de su hábitat, así como por la caza furtiva para el consumo de la carne. También son capturados para su venta como mascotas o para utilizarlos como atracción turística.
The Philippine Tarsier Foundation es una organización sin ánimo de lucro que trabaja para la conservación de estos animales y de su hábitat. Su sede se encuentra en la isla de Bohol, y cuenta con un santuario. Esta organización estableció 7.4 hectáreas de reserva forestal cerca de la ciudad de Corella.
Una de las investigadoras que más se ha centrado en el estudio del C. syrichta es Milada Řeháková. Para saber más sobre ella y su trabajo:
http://primatologia.wordpress.com/2014/08/12/big-green-eyes-hidden-in-the-woods/
Documental interesante sobre la biología y la conservación del tarsero filipino:
http://www.youtube.com/watch?v=8rBndmo8DKA
