En las sociedades primates con jerarquías marcadas, las hembras, además de reproducirse con el macho dominante, también tienen encuentros sexuales con los machos de más bajo rango, aunque éstos suelen ocurrir más frecuentemente cuando el macho alfa no está a la vista.
Pero, ¿qué tácticas utilizan los machos de bajo rango para escabullirse y copular con las hembras sin que el macho dominante se entere? Este tipo de engaño no sólo lo llevan a cabo los primates sino también otras especies animales. Los científicos han definido tres niveles en las «tácticas de engaño» de estas especies:
- Al nivel más básico, los individuos, deliberadamente, utilizan su comportamiento normal para dejar fuera de vista al macho alfa.
- El segundo nivel implica entender la perspectiva visual de los demás, de manera que buscarían elementos del entorno para esconderse o evitar ser vistos.
- El nivel más complejo consistiría en manipular el conocimiento del otro individuo.
Se sabe que los cuervos y los grandes simios pueden operar hasta el tercer nivel. Sin embargo, los monos y ciertas especies de peces operan normalmente al nivel más básico, a pesar de que en ciertos contextos, como en presencia de alimentos, parece ser que los monos podrían llegar a operar hasta el segundo nivel. Por ejemplo, en un estudio con monos cangrejeros se observó que los individuos subordinados, en un contexto de competición por la comida, preferían coger aquellos ítems que no estaban a la vista del mono dominante.
En un estudio publicado hace un año por la revista Behavioural Ecology and Sociobiology, por investigadores de la Universidad de Utrecht, se observó el comportamiento sexual de dos especies diferentes de macacos en cautividad (Macaca mulatta y Macaca fascicularis) para determinar si, en un contexto sexual, los machos de menor rango llegaban hasta el segundo nivel de engaño. Para ello, se les facilitó una pantalla opaca tras la cual podían esconderse para realizar la cópula con la hembra, entendiendo que la pantalla les protegía de que el macho alfa los pudiera pillar.
Los resultados mostraron que los macacos tan sólo operaban al nivel más básico, por lo que los autores creen que, tal vez, aunque los monos tengan la capacidad de entender la perspectiva visual de otros, decidan no utilizarla en este contexto. La investigadora principal, Liesbeth Sterck, propone, además, que la evolución de la cognición en los primates pudo haber sido promovida por la necesidad de solventar los problemas derivados de la vida social (como puede ser el reto de reproducirse con las hembras estando en la categoría más baja dentro de la jerarquía del grupo). La comprobación de esta hipótesis podría ayudar a explicar el alto desarrollo de las capacidades cognitivas en grandes simios, incluyendo la especie humana.
Referencias: