por Iván García-Nisa @ivangarcianisa, vocal de Educación, Divulgación y Comunicación de la @APEspain | educacion@apespain.org
Una vez leí, tal vez en un diccionario, que el “respeto” es el aprecio y cuidado por el valor de algo o de alguien, la base fundamental para una convivencia sana y pacífica entre los miembros de una sociedad. Siendo subjetivo, esta definición siempre me pareció incompleta. ¿Acaso sólo hemos de respetar a la sociedad? ¿Tan sólo las personas se merecen nuestro respeto? ¿Acaso el mundo no sería un lugar mejor si cambiásemos el final nuestra definición de respeto por “una convivencia sana y pacífica con nuestro entorno y sus recursos”?
Puede resultar banal, pero la manera en que definimos los conceptos cuando los aprendemos, es lo que moldea nuestra visión del mundo, nuestros valores y, en definitiva, nuestra conciencia. Así, el respeto que le tengamos a las cosas y nuestra capacidad de traspasar las fronteras de la doctrina clásica y tradicional, lo que vendría a ser una imposición de la visión antropocentrista del mundo, están inexorablemente modeladas por la educación que recibimos. De esta manera, podemos encontrarnos en una sociedad en que los valores de cada uno de nosotros se limiten a la opinión que tengan los demás de nosotros mismos, preocupándonos constantemente por nuestro aspecto, la ropa que llevamos o la decoración oriental de nuestra sala de estar. Esta visión del mundo tan focalizada (lo que algunos llamarían “vivir en una burbuja”) nos hace olvidarnos de que hay vida más allá de la puerta de casa, de nuestro entorno social.
En este sentido, los que nos dedicamos a la conservación de la flora, la fauna, el medio natural y la biodiversidad en general, somos conscientes de la importancia que tiene recordar al resto de la sociedad que, pequeñas acciones que pueden resultar tremendamente cotidianas, como encender la televisión o comprarse el último modelo de iphone que sale al mercado, tienen repercusiones terribles en otras partes del mundo. Se podría decir que vivimos en un constante “efecto mariposa”. Nuestro aleteo diario en la cocina de casa, puede provocar un huracán en Indonesia. De forma más realista, cada vez que compramos un teléfono móvil, estamos condenando a cientos de niños a la esclavitud, provocando una guerra en el Congo, erradicando poblaciones enteras de chimpancés y, probablemente, provocando un nuevo brote epidémico de algún tipo de virus mortal, como el ébola o el SIDA. Y no solamente esto, sino que cada vez que empujamos el carrito de la compra por nuestro supermercado habitual, dejamos un generoso rastro de destrucción: bosques y selvas tropicales que desaparecen, miles de hectáreas quemadas y arrasadas, el hábitat de cientos de especies completamente diezmado, amenazando así su supervivencia y su perpetuidad. De ahí que muchos centros de rescate, recuperación y rehabilitación de fauna dediquen gran parte de su esfuerzo y trabajo diarios a educar a la sociedad.
Centrándonos en los primates, podemos encontrar centros en Europa, como la Fundació Mona (Girona) y Primadomus (Villena) en España, o Stichting AAP (Almere) y Apenheul (Apeldoorn) en Países Bajos que tienen programas específicos de educación para visitantes, cuyo objetivo principal no es sólo dar a conocer el comportamiento natural de las especies residentes, sino también hacer hincapié en la necesidad de erradicar sus amenazas, creando una conciencia de respeto hacia estos animales y su entorno natural.
Más directamente, existen incontables proyectos de conservación ex situ e in situ dentro del área de distribución de estas especies. Muchos de ellos, cuentan con programas educativos dirigidos a las poblaciones humanas locales o del propio país, con la finalidad de involucrar a toda la sociedad en la conservación y protección de su patrimonio natural. Un ejemplo sería el Uganda Wildlife Education Centre (UWEC) que alberga cientos de animales salvajes africanos, incluidos primates, la mayoría de los cuales han sido rescatados del tráfico ilegal y la caza furtiva. El centro trabaja con un equipo de cuidadores y veterinarios que se encargan del rescate, el tratamiento de animales heridos y del cuidado de todos aquellos animales confiscados o huérfanos que han sido víctimas del contrabando. Sin embargo, una de las misiones principales del centro es la educación, cuyo objetivo es dar a conocer la problemática de estas especies, muchas de ellas extinguidas en su hábitat salvaje o en declive, e involucrar a la sociedad en la conservación de sus ecosistemas. Así, existen programas específicos para escuelas y distintos programas de participación comunitaria como la campaña de reintroducción de rinocerontes en el Norte de Uganda, extinguidos en los años 80 por causas antropogénicas. En su web www.uweczoo.org podemos encontrar mucha más información del trabajo que desempeñan.
Otro gran ejemplo es el Pan African Sanctuary Alliance (PASA), una organización sin ánimo de lucro dedicada a proteger a los primates africanos y sus hábitats, que trabajan directamente con las comunidades humanas locales proporcionando materiales, financiación, entrenamiento y experiencia para motivarlos a conservar sus áreas naturales y las especies que las habitan (www.pasaprimates.org). De la misma manera, muchas otras organizaciones están descubriendo la necesidad de centralizar su trabajo educativo, por lo que se están invirtiendo recursos humanos y económicos en la creación de nuevos centros. Este es el caso de la Barbary Macaque Awareness & Conservation (BMAC) que actualmente se encuentra inmersa en una campaña de recaudación de donativos para la creación de un Centro Educativo en el Norte de Marruecos, hábitat de grandes poblaciones de macaco de Berbería, una especie actualmente en declive.
Todas estas organizaciones ofrecen, desde su plataforma online, la posibilidad de contribuir a sus proyectos desde casa, por lo que visitando su web podremos descubrir cómo aportar nuestro granito de arena. Sin embargo, esta no es la única manera de ayudar a crear conciencia y proteger nuestro entorno natural, o en este caso más concreto, a los primates y sus hábitats. Especialmente si nos dedicamos al ámbito de la educación, en Internet podremos encontrar infinidad de recursos para trabajar el mundo de los primates y sus problemas de conservación desde casa o en clase.
Una de las grandes redes educativas dentro de esta temática es la Primate Education Network. Esta plataforma ofrece la posibilidad de conectar con otros educadores para realizar colaboraciones, inscribir nuestros proyectos, descargar recursos educativos e intercambiar experiencias para mejorar nuestras secuencias o guías didácticas. La cantidad de material que se genera es compartida con el resto de miembros de la comunidad, por lo que pagando una pequeña cuota anual (gratuita para educadores en países en vías de desarrollo) se puede acceder a una cantidad ingente de recursos dirigidos a niños o alumnos de todas las edades.
Pero esta no es la única propuesta que existe, ya que otras organizaciones e instituciones también ponen al alcance de todos, recursos y materiales de este tipo. Las diferentes sociedades primatológicas como la International Primatological Society (IPS) o la American Society of Primatologists (ASP) disponen de varios recursos online y descargables en el apartado “Educación” de sus páginas oficiales. Así también, en Primate Info Net podemos encontrar un listado de varios sitios web donde encontrar materiales educativos. Por ejemplo, en la página de Jane Goodall www.wildchimpanzees.org nos podemos descargar diferentes actividades y talleres ya preparados para trabajar en clase el comportamiento natural de los chimpancés, así como secuencias didácticas sobre la conservación de los primates africanos. De la misma manera, en Discovery Education tenemos disponibles dos planes educativos: “Los grandes simios” y “De simios a hombres”. Y si queremos incentivar el interés y el respeto por la naturaleza en los más peques, podemos comenzar con este juego interactivo para “Explorar la Amazonía” disponible en esta página web: www.pbs.org/journeyintoamazonia.
Está claro que la educación conforma el engranaje con el que se mueve el mundo, y los valores que la acompañan son las piezas que la harán girar en un sentido o en otro. De nosotros depende cómo queramos que funcione. Si todos queremos que gire en el mismo sentido, ya no existen excusas para ponernos de acuerdo, trabajar unidos y educar a nuestros niños, que son los futuros maquinistas de este gran mecanismo que es la vida. Una vida que no sólo empieza en el bar después del trabajo, sino que hunde sus raíces en lo más profundo de la tierra y nos conecta en una red infinita con cada partícula del universo.
En este texto hemos querido presentar un resumen general del trabajo que se está haciendo desde diferentes organismos relacionados con la conservación y la primatología. Desde la APE, y en especial, desde la Vocalía de Educación, Divulgación y Comunicación, queremos invitar a los/as socios/as y lectores/as a que compartan su conocimiento y su experiencia. Cualquier aportación del lector/a será bienvenida y compartida en futuras publicaciones, por lo que agradecemos de antemano vuestra colaboración para mejorar la difusión y el trabajo que hacemos todo el equipo.