No es oro todo lo que reluce, y aunque los humanos estamos muy familiarizados con esta frase, rara vez se nos ocurre pensar que podríamos decir lo mismo de una planta. Pero al parecer, en el mundo vegetal, también existe la estafa, y si no, que se lo pregunten a Pentadiplandra brazzeana, una planta africana que lleva siglos tomando el pelo a los primates.
La Pentadiplandra brazzeana produce un fruto muy llamativo que contiene una gran cantidad de brazzeina. Esta proteína es un potente edulcorante, cuyo producto se pretende comercializar para consumo humano, y que mimetiza el sabor de frutos altamente energéticos. Sin embargo, la brazzeina es muy baja en calorías, por lo que a la planta le cuesta muy poco producirla. De esta manera, la planta hace creer al que la consume que está incorporando una gran cantidad de azúcares y, en consecuencia, de calorías que le servirán como reserva energética. Así, tanto humanos como otras 50 especies de primates son engañados por esta planta, cuyo fruto de sabor extremadamente dulce, es de producción muy barata y poco energético. ¿Qué saca la planta de todo esto? Teniendo en cuenta que los primates son unos grandes dispersadores de semillas, Brenda Bradley, de la George Washington University, cree que la planta podría haber evolucionado en este sentido para incrementar su eficacia: conseguir una gran dispersión de semillas a un bajo coste de producción.
No obstante, es posible que haya una especie de primate que esté oponiendo resistencia a este tentador truco. Bradley y su equipo analizaron las secuencias de ADN del gen TAS1R3 en 51 especies de primates, incluidos los humanos. Este gen codifica para un receptor del sabor dulce. El análisis reveló que los gorilas, a diferencia de las otras especies muestreadas, contenían dos mutaciones en el gen que al parecer, impedirían la detección del azucarado sabor de la brazzeina.
Hasta ahora, no se ha observado a los gorilas consumir esta planta, lo que hace pensar a Bradley que estos grandes simios podrían haber evolucionado para evitar su consumo, lo que se considera una conducta ineficaz debido al bajo contenido calórico de su engañoso fruto. Como ocurre en otros casos descritos de coevolución interespecífica, ahora la planta podría adquirir otras mutaciones que permitieran la activación del receptor mutante de los gorilas para favorecer su consumo.
A pesar de que las hipótesis de Bradley son muy interesantes, todavía quedan muchas preguntas por resolver para poder asegurar que el comportamiento de esta planta africana y el de los gorilas están relacionados. Por un lado, aún se tiene que demostrar que el engaño de la brazzeina es una adaptación específica a la función de dispersores de semillas de los primates. Por otro lado, faltaría demostrar que la selección de las mutaciones del receptor en los gorilas es el resultado de una adaptación al consumo de esta planta y no una mera coincidencia.
Lo que esta claro es que a día de hoy es una hipótesis que vale la pena comprobar. Tan sólo el tiempo y la ciencia nos ayudarán a resolver el misterio.
Referencias:
Photo by Chris Whittier