Los sistemas sociales de los primates varían ampliamente tanto entre distintas especies como entre poblaciones de la misma especie. El estudio de estos sistemas nos permite obtener información que ayuda a explicar la relación entre el comportamiento social y la estructura grupal de los animales y el ambiente en el que viven. Mi investigación de tesis doctoral forma parte de un proyecto de larga duración que lleva desarrollándose desde 2006 dentro de un programa de investigación y conservación, Proyecto Primates, dirigido por el Dr. Anthony Di Fiore y Dr. Andrés Link. Esta investigación se centra en el estudio de las conductas y relaciones sociales que se establecen en una especie de la Amazonía Ecuatoriana, el mono araña (Ateles belzebuth), con objeto de entender su comportamiento en su medio natural. Esta especie, además, se considera esencial en el mantenimiento de la selva Neotropical, como dispersora de semillas, por lo que han sido objeto de estudio en numerosas investigaciones en los últimos años. Este primate comparte numerosas características con el chimpancé (Pan troglodytes), aun tratándose de especies alejadas filogenéticamente y ocupando nichos en puntos geográficos muy distantes. A pesar de ello, el mono araña apenas ha sido investigado, por lo que todavía nos queda mucho para llegar a entender mejor su comportamiento.
Al igual que en las sociedades de chimpancés, el mono araña presenta un sistema social de tipo fisión-fusión, donde los individuos del grupo se desplazan por el territorio en subgrupos más pequeños, cuya composición puede cambiar a lo largo el día. Parece que este sistema social supone una estrategia para evitar la competencia por los recursos cuando los de alta calidad son escasos y están distribuidos en pequeños parches (Wrangham, 1980; Symington, 1990; Aureli & Schaffner, 2008). Ambas especies también comparten patrones sociales, poco comunes dentro de los primates, como la dispersión de las hembras o los patrullajes de los machos por el límite de los territorios vecinos. Los patrones de dispersión suelen afectar a la forma en que las relaciones se construyen entre los miembros de cada sexo. Los machos son el sexo filopátrico, pasan toda su vida en el mismo grupo, por lo que se espera que éstos muestren lazos sociales más fuertes que las hembras, ya que están emparentados entre sí. Estas alianzas también son útiles para proteger sus territorios, sobre todo en una especie donde los encuentros entre grupos suelen ser muy agresivos. Por otro lado, las hembras suelen viajar solas, acompañadas únicamente de su descendencia, forrajeando y monopolizando así un mayor número de recursos, factor limitante para el éxito reproductivo de las hembras de acuerdo con la teoría socioecológica (Wrangham, 1980; van Schaik 1983, 1989; Dunbar 1988). El forrajeo en solitario puede suponerle a las hembras una mayor vulnerabilidad a la coerción sexual, comportamiento que ha sido documentado en monos araña por varios autores, siendo las hembras en período de ovulación las principales receptoras de agresiones por parte de los machos (Slater y cols., 2009; Symigton, 1987a) .
Realicé mi investigación con un grupo de monos araña de vientre blanco (Ateles belzebuth) en la Estación de Biodiversidad Tiputini (Universidad San Francisco de Quito), en la Amazonía Ecuatoriana occidental. Desde 2006 Proyecto Primates ha recogido datos de este grupo y yo me incorporé al proyecto en 2010 donde colecté mis datos para la tesis hasta finales de 2013. Cada día me levantaba a las 5 de la mañana para poder encontrar a los monos en los dormideros desde donde solían empezar su período de actividad alrededor de las seis de la mañana y les seguía durante todo el día hasta que volvían a sus dormideros alrededor de las seis de la tarde. En algunas ocasiones utilizamos métodos como la telemetría para encontrar al grupo, el cual estuvo perfectamente habituado a nuestra presencia facilitando asi su seguimiento. Todos los individuos del grupo estaban perfectamente identificados a través de marcas faciales y genitales y recogíamos datos comportamentales de alimentación, interacción social y rango de hogar (home range) así como factores ecológicos y clima.
Aunque nuestros resultados no mostraron una alta tasa de agresión entre los individuos, las agresiones presenciadas fueron más comunes de los machos hacia las hembras, y no sólo en estado de ovulación, si no que incluso registramos algunas agresiones de los machos hacia las hembras con crías. En un caso pudimos resaltar un supuesto caso de infanticidio que junto con otros datos recogidos en otras estaciones empiezan a hacernos pensar que el infanticidio puede ser más común de lo que se pensaba anteriormente y que incluso puede estar sesgado hacia los machos (Alvarez y cols., 2014). El infanticidio en una especie donde todos los machos están emparentados entre sí no parece tener una explicación adaptativa clara, puesto que el éxito de la cría de un pariente debería ser un beneficio indirecto. Sin embargo debemos seguir estudiando estos casos, que aunque sean pocos nos muestran que algo está pasando en las sociedades de monos araña que podría estar relacionado con el control de la población.
Las relaciones sociales son complejas entre los monos araña y aunque seguimos trabajando con nuestra base de datos parece que a pesar de las similitudes que encontramos con los patrones que presentan los chimpancés, los monos araña no parecen mostrar una clara jerarquía social y las hembras podrían tener ciertas diferencias que podría estar relacionado con el tiempo de permanencia en el grupo. Dentro de los grandes territorios que ocupan los monos araña, los individuos del grupo se “reúnen” con frecuencia para usar y monopolizar un importante recurso, el saladero. Esta zona es el único lugar en el que los monos araña descienden al suelo para ingerir arcilla, comportamiento que comparten con muchos otros animales. Parece que el consumo de barro se utiliza para adquirir minerales y como agente desintoxicante, aunque sus propiedades siguen siendo objeto de debate (Blake y cols., 2010; Link y cols., 2011; Link & Di Fiore, 2013). En cualquier caso, esta área es esencial para ellos ya que invierten varios horas en grandes subgrupos generalmente, hasta que finalmente ingieren barro del suelo. Los monos araña visitan los saladeros a menudo y varias veces por semana, pero sólo consumen arcilla en algunos de estos encuentros.
Además, estas visitas eran en ocasiones compartidas con otra especie de primate platirrino, el mono aullador (Alouata seniculus), que muestra este mismo comportamiento. Cuando ambas especies estuvieron juntas en el saladero, su ingesta fue mayor, lo que podría implicar la existencia de un beneficio mutuo (mutualismo) derivado de la vigilancia, con un incremento del éxito como resultado. Así, parece que un mayor número de individuos y otra especie de primate en la zona son dos variables importantes para el éxito de la visita en el saladero, probablemente porque aumenta la intensidad de la conducta de vigilancia. En conclusión, este estudio constituye una aportación que revela nuevos eventos característicos e importantes de este grupo, nunca antes documentados, y para apoyar las nuevas ideas que se habían puesto de relieve en los últimos años. A pesar del elevado número de horas de observación de este grupo (8569 horas), aún estamos lejos de comprender el significado de todos los patrones que esta especie muestra en la naturaleza. Por este motivo, es importante seguir construyendo una base que nos acerque a un mejor entendimiento de las especies y su relación con el ecosistema en el que viven.
Sara Alvarez Solas
Docente Investigadora
Universidad Regional Amazónica – IKIAM
Tena – Región del Napo (Ecuador)
Agradecimientos:
D. Andrés Link & D. Anthony Di Fiore (Investigadores Principales Proyecto Primates)
Estación Biodiversidad Tiputini
Fernando Colmenares, grupo GECAH (UCM)